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De izquierda a derecha: MArisa Glave, Verónika Mendoza y Sergio tejadaExtraído de <http://elcomercio.pe/politica/partidos/disidentes-gana-peru-presentan-nuevo-frente-izquierda-noticia-1805318>

La construcción de la ciudadanía desde la política: perspectivas a partir de las primarias del Frente Amplio y Únete

Publicado: 2015-08-30

Las primarias de los grupos políticos podrían convertirse en un sello de identidad y en un espacio de participación ciudadana, que no hemos tenido oportunidad de vivenciar como sociedad. Además, es necesario abordarlo con un enfoque pedagógico en la construcción de esa nueva alternativa para el panorama politico del país. Cuando me refiero a lo pedagógico, no aludo a una perspectiva en la que los integrantes actuales de los partidos y grupos de las coaliciones se ubiquen como aquellos que todo lo conocen frente a otros que deben aprender. Esta visión correspondería a una forma transmisionista de asumir el proceso formativo, lo que se ubica muy lejos de mi intención al enunciar el término. En realidad, me baso en una perspectiva constructivista. Es decir, asumo la experiencia de las primarias como un primer paso de un proceso mayor en el que la elección de los precandidatos sea solo un gesto inicial para invitar a todos aquellos que tienen mucho que decir y de quienes podemos aprender. En ese sentido, estamos ante la oportunidad de recoger perspectivas ajenas al entorno inicial en que las coaliciones se han estado moviendo para poder aprender de ellas.

En esa línea, lo que les corresponde a las coaliciones es ofrecer una estructura que canalice esas nuevas ideas, las cuales debemos recoger en el corto plazo para poder articular respuestas programáticas que nos permitan "disputar la agenda". En un detallado e interesante artículo, la lingüista Laura Arroyo  nos invita a apropiarnos de los sentidos comunes en función de "aglutinar". Al respecto afirma lo siguiente:

«Disputar la agenda implica pragmatismo en función de “aglutinar” antes que en función pedagógica».

Sospecho que Arroyo y yo estamos entendiendo la función pedagógica en un plano muy distinto, porque, desde mi perspectiva, justamente para poder apropiarnos de los "sentidos comunes" necesitamos escuchar a aquellos que no están dentro de las coaliciones para poder aprender de ellos, entender sus necesidades y asumir su representación. En otras palabras, no solo nos corresponde saber lo que solicitan o absolver sus dudas, sino que contamos con la oportunidad de las propuestas que hayan planteado para enfrentarnos a determinados problemas. Esta reconstrucción del espacio político requiere de una estructura que la guíe y la organice, y que sea funcional a ese proceso de construcción de representación. Eso no es un tema novedoso. Lo asumían los que plantearon el contrato social que daba origen al Estado moderno. Tampoco se trata de establecer un modelo en que "todo vale". En realidad se trata de hacer el ejercicio de analizar las ideas y aprender a reconocer rápidamente la que esté sustentada con mayor solidez. Para lograr efectividad en esto último, debemos escuchar, analizar y responder en un breve plazo, para después volver a escuchar. Es claro que no es necesario escuchar a todos sino que es momento de buscar a las voces que puedan dialogar con nosotros, plantearnos críticas sin mala intención y retarnos a hacer un ejercicio de argumentación en el que demostremos solidez.

Para profundizar en la necesidad de asumir la tarea desde una formación ciudadana que priorice la participación (proceso al que bauticé como "enfoque pedagógico", pero al que podríamos buscarle un nuevo nombre) transcribo un fragmento de un trabajo que realicé para la maestría de Cognición, Aprendizaje y Desarrollo de la Pontificia Universidad Católica del Perú. El texto que leerán en la siguientes líneas aborda el tema de la relevancia de fortalecer la agencia en el contexto educativo como elemento primordial de la formación ciudadana. Me parece que, con algunos matices, una perspectiva de este tipo también es necesaria en el aprendizaje constante de los militantes de un partido o de los activistas de una plataforma ciudadana. Me permito repetir el adjetivo "constante" para remarcar que este es un proceso que le compete tanto a los que se acaban de inscribir como a los que llevan años en la militancia.  

Agencia, ciudadanía y educación (fragmento citado y adaptado)

La construcción de la ciudadanía es un proceso que demanda un accionar que implica a varios actores sociales. Es una tarea que involucra el desarrollo de competencias para asumirse como parte de un grupo y para percibirse como un individuo con la capacidad de ser agente de los procesos sociales en los que participa, sea de manera pasiva o activa. El lingüista James Paul Gee (2013, ver reseña del libro aquí) plantea que es necesario que los individuos sientan que contribuyen al desarrollo de los grupos a los que pertenecen, es decir, que perciban que cuentan con las facultades para decidir y aportar al bien común. En ese marco, propone que la capacidad para poder intervenir, en el campo de la democracia, podría incentivar la participación, con lo cual se podría evitar que las personas asuman que este es un sistema que no resuelve sus problemas ni cubre sus necesidades. El autor cuestiona que las instituciones, en algunos contextos, se construyan como organismos rígidos que “congelan” las ideas o que desalientan la agencia. A partir de esto, según Gee, se incrementa la desigualdad entre los que pueden ejercer poder y los que no. 

James Paul gee
Extraído de  <http://luderacy.com/wp-content/uploads/2012/05/James-Paul-Gee-2.jpg>

Los planteamientos de Gee dialogan con la concepción democrática de la formación ciudadana de Magendzo (2004) porque según este último el término clave y articulador en el desarrollo de la ciudadanía es la participación. Nos propone lo siguiente: 

«La función última y más trascendental de la educación es entregar las herramientas para participar activamente en la vida social, económica, política y cultural de la sociedad, aprendiendo a ejercer poder e influencia sobre las múltiples decisiones que comprometen a las personas en sus quehaceres cotidianos». 

En ese marco, cobra vigencia lo propuesto por Valsiner (2000) sobre la valoración positiva o negativa que el individuo le asigna al accionar de su grupo cultural, ya que,  frente a estos eventos, se pueden originar procesos de diálogo o negociación (prácticas discursivas) que consoliden la práctica social o la cuestionen. Esto es posible debido a que el discurso puede configurar o reconfigurar prácticas sociales (Fairclough, 1992).

La valoración del individuo puede estar influenciada por la cultura, más no la determina. En ese sentido, Valsiner (2000) asume la cultura como un mediador semiótico que forma parte de las funciones psicológicas. A partir de ese filtro, el individuo puede insertarse en su contexto y, en paralelo, distanciarse de él. Lo anterior se debe a que es un sujeto activo que, desde una ubicación temporal y espacial, puede evaluar lo que ocurre alrededor y decidir. 

A partir de lo anterior, se puede afirmar que los procesos sociales y la educación, en tanto construcción y producto de los primeros, deben ser espacios en los que el estudiante se construye como agente de prácticas que son reproducidas o cuestionadas por él en la estructura social. Me parece que es necesario realizar un énfasis en la formulación "se construye‟, ya que implica un proceso personal que requiere volición y deliberación, así como juicio crítico.  Asimismo, desde la propuesta de Ferrada (2001), la mirada crítica permite generar un abanico de posibilidades de representación e interpretación que facilita la exclusión de las “verdades absolutas” y garantiza los procesos de participación. Con la incentivación de las múltiples miradas, podemos asegurarnos de que se confrontarán los problemas admitiendo los conflictos, analizando las contradicciones, o manejando las tensiones o dilemas (Magendzo, 2004). 

Abraham magendzo
Extraído de <http://www.crefal.edu.mx/educacioninclusiva2014/images/abraham_magendzo.jpg>

Kuhn (1990), citando a Kitchener y Fischer, propone que las estrategias de pensamiento están interrelacionadas y organizadas en un sistema que representa el modo de entender el mundo de una persona. En esa línea, el procesamiento de la información va a depender de la estructura que el individuo haya consolidado previamente y que utilice para entender los eventos que posteriormente observe en el mundo. Por otro lado, la autora plantea que no es suficiente enseñar un conjunto de habilidades sin preocuparse por abordar las relaciones entre estas habilidades y las demandas cognitivas y sociales de los contextos que en los que los estudiantes aplicarán lo aprendido. Tomando en cuenta que la formación ciudadana continuará en el tiempo y que será necesaria para la consolidación de una forma de vida democrática, resulta primordial que los estudiantes puedan comenzar a formar un juicio crítico que usarán después en su desenvolvimiento político posterior, como electores, como participantes del debate público o como integrantes de un partido. Por lo tanto, las habilidades desarrolladas en la formación ciudadana previa le servirán para responder a estas exigencias sociales.

Deanna Kuhn
Extraído de <http://www.tc.columbia.edu/i/media/9102_Deanna-Kuhn3_TC-File.jpg>

Caso para aprender a escuchar

Para realizar el ejercicio de "escuchar, responder y volver a escuchar" cito una reflexión del literato y narrador Alexis Iparraguirre. En este fragmento, encontraremos una de esas opiniones que debemos valorar por su sinceridad y por su análisis constructivo. Este tipo de comentarios son los que tenemos que rescatar para poder orientar los pasos a seguir en el trabajo de campaña y en el de un eventual gobierno. Escuchar estas valoraciones y responderlas con hechos nos permitirán romper con el escepticismo. 

Alexis Iparraguirre
Extraído de <http://sudaquia.net/image/data/IMG_4940web.jpg>

«El problema con cualquier candidatura antiestablishment, con cualquier candidatura tibiamente reformista siquiera, por lo visto, sigue siendo el tema de la representatividad en el Perú. En medio de grupos sociales cada vez más sectorizados por los mercados (no porque el consumo los homogeinice, sino porque se dan cuenta de que consumen distinto), el factor de clase social y pertenencia luce exacerbado por disputas. Basta hablar del problema de las candidaturas de las izquierdas. ¿Que es representar a la izquierda en el país? ¿Ser honesto? ¿Ser "preparado"? ¿Tener carrera partidaria o en la lucha social?. Importa tres céntimos la ideología, pero eso ya es un lugar común desde que se acepta que quien gane entra de gerente a administrar un Estado que, más o menos, debe funcionar macroeconómicamente igual. Y bueno, de lo que se habla y lo que se murmura, pero nunca se saca al ruedo: ¿por qué tal candidato quiere representar a las comunidades nativas si profesionalmente es tan racista o argollero como su contraparte de derecha?¿o por qué tal candidato radical es tan machista y vertical como cualquier terrateniente clásico del siglo XIX?. A ese mejunje se le puede llamar izquierda colonial. Quiere representar lo que no puede representar, el progresismo, cuando ella está llena de mil puntos ciegos conservadores, que parten indistintamente, de aceptar como naturales la normalidad pequeño burguesa en que hacen política menuda y se socializan. Pero en esa medida, es más natural que gobierne cualquier conservador ponderado, que tiene de nacimiento el know how, que una izquierda que no puede desmontar su condición de coarticulada al sistema, al mismo tiempo que quiere cuestionarlo y, en la vida cotidiana, lo valida (que en la práctica solo conseguiría, si gobernase, reemplazar un sector profesional asentado por otro emergente). Salvo error u omisión».

Es importante pensar en aquello que nos está transmitiendo Iparraguirre, porque, muy a su pesar, está haciendo alusión a esa desconfianza en la política que se verbaliza a través de lo que él nos está planteando. A partir de lo que he leído en redes y escuchado en conversaciones cotidianas, en clases, en charlas con aquellos a los que les repartía volantes políticos, he podido notar que esta sensación de escepticismo cunde entre nosotros y no va a ser fácil revertirla. ¿Qué podemos hacer? Creo que debemos comenzar por recoger lo que nos dicen los escépticos sinceros y pensar nuestras respuestas afirmativas a los retos que nos plantean. Al realizar eso, estamos aprendiendo de ellos y podemos construir un discurso que invalide los temores.

Analicemos, entonces, algunos de los puntos planteados por Iparraguirre. En primer lugar, está el tema de la "representatividad". Estoy de acuerdo con él en que es necesario construir un espacio político en el que el representado esté presente como actor que toma decisiones, vota y se integra. Me consta que en los grupos de izquierda existe la disposición a escuchar a ese representado. Sin embargo, Iparraguirre denota dos problemas: la doble moral y una exclusión asolapada. La primera pregunta que nos podríamos plantear es la siguiente: "¿Qué es lo que estamos haciendo para terminar proyectando algo así?". En lo personal, a mí se me ocurren algunos ejemplos históricos y actuales que podrían ilustrar una percepción de ese tipo. Sin embargo, más allá de si existe o no esa doble moral o esa exclusión, creo que lo que necesitamos es plantearnos qué hacer para no terminar generando esa imagen. Combatir una percepción de ese tipo implica un autoanálisis y la capacidad para dar una respuesta que comprenda el contexto en el que se ha formado. Por ejemplo, para que alguien combata el racismo, debe haber analizado a profundidad si es que no ha sido racista alguna vez. En ese proceso, yo mismo me he encontrado con algunas sorpresas de mi forma de actuar pasada. Es necesario pasar por esa etapa para performar distinto y para generar percepciones diferenciadas. Se me ocurre que debemos pasar por eso para responder al el reto que nos plantea Alexis. El autoanálisis personal y grupal (coaliciones) no puede demorar mucho porque, desde ya, se necesita una estrategia que "aglutine" en los términos planteados por Arroyo.

Por otro lado, a partir del tema de la representatividad, Iparraguirre nos interroga por una identidad y una propuesta. Al asumir que la izquierda no se ha desmontado del sistema al que critica, está diciéndonos a fin de cuentas que, a pesar de las muchas críticas que desde el progresismo se le plantea al verticalismo y al racismo, la izquierda no ha podido hacer visible una práctica que la desmarque de los que han estado "llevando el timón".  Al margen de lo anterior, que puede ser un tema para otras publicaciones, lo que en el fondo nos transmite es escepticismo, lo que queda aclarado cuando menciona que lo que naturalmente sucede es que termine gobernando un sector conservador que conoce el know how del asunto y que, si gobernase la izquierda, solo se reemplazaría a un grupo profesional por otro, debido a que los grupos que se proclaman de izquierda no han marcado la suficiente distancia (para esto se basa en los elementos analizados en el párrafo anterior). El reto que nos plantea en este apartado no es una bicoca. El camino para responder a esto se puede trazar desde ese autoanálisis que nos lleve a proponer aquello que nos diferencie y que genere una percepción distinta en la ciudadanía. 

Comentario final

Hacer el ejercicio de analizar y responder nos otorga solidez. Esto se puede transmitir en los mensajes y en los gestos políticos. Es necesario que respondamos los ataques y sepamos reaccionar en las dificultades. La campaña que se avecina requerirá de un conjunto de reflejos que nos ayuden a "jugar en medio de contradicciones", como nos propone Laura Arroyo. Hemos pasado por procesos de aprendizaje que son la base con la que podemos apropiarnos de los sentidos comunes. Debemos estar dispuestos a aprender de los que nos proponen argumentaciones interesantes y razonadas. Estamos en el proceso de consolidar una alternativa que se proyecte como esperanzadora y consolidada. Comencemos a dar los pasos necesarios para que la promesa se haga realidad. 

Referencias

Fairclough, Norman. (1992). Discourse and Social Change. Cambridge: Polity Press. 

Flores, Geraldo. (2014). Reseña: The Antieducation Era. Creating Smarter Students through Digital Learning. Nueva York: Palgrave Macmillan. Revista Peruana de Investigación Educativa, 6, pp. 179-184. 

Gee, James Paul. (2013). The Antieducation Era. Creating Smarter Students through Digital Learning. Nueva York: Palgrave Macmillan. 

Kuhn, Deanna. (1990). Introduction. En Kuhn, Deanna (ed.) (1990) Developmental Perspectives on Teaching and Learning Thinking Skills. Basel: Karger. 

Magendzo, Abraham. (2004). Formación ciudadana. Bogotá: Cooperativa Editorial Magisterio. 

Valsiner, J. (2000). Culture and Human Development. Oxford: SAGE.


Escrito por

Geraldo César Flores Suárez

37 años: lingüista, magíster en Lingüística-Estudios Andinos y en Cognición, Aprendizaje y Desarrollo, y candidato a doctor en Psicología


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